Fases de la práctica de la contemplación del Dharma
En la Contemplación del Dharma, nos sumergimos en un breve fragmento de texto y permitimos que nos transforme. Primero, escuchamos el texto, luego lo leemos repetidamente para que llegue a saturar nuestra mente. Capa tras capa, profundizamos nuestra experiencia de las enseñanzas. A lo largo de este proceso, permanecemos en intimidad con el texto en lugar de participar en una conversación sobre el texto.
Silencio
La práctica comienza con el silencio, calmando la mente y ayudándonos a estar plenamente presentes en la experiencia, en las palabras del texto y entre nosotros.
Palabras
Después de un período de práctica en silencio, un participante lee el texto en voz alta; después de una pausa, otro lee el mismo texto. Entonces mantenemos el texto impreso ante nosotros, leyendo y releyendo suavemente, rumiando. Las palabras y las frases encuentran un hogar en la memoria. Cuando la resonancia de las palabras y frases individuales es fuerte, las pronunciamos en el silencio. Hablamos solo las palabras y frases del texto, sin comentarios. El silencio está ligeramente modelado, salpicado de palabras y frases que nos conmueven.
Respuestas sentidas
Desde el principio, la mente ha estado respondiendo al texto con imágenes y sensaciones. En la fase de Respuestas Sentidas, atendemos a estas corrientes. ¿En qué parte del cuerpo resuena una palabra? ¿Cuál es nuestra respuesta sentida a una enseñanza que desafía nuestra comodidad o valores? ¿Qué nos inspira y cómo se siente la inspiración? Cuando un sentimiento o imagen perdura o es conmovedor, podemos hablarlo en voz alta al grupo. Escuchamos atentamente mientras otros expresan las respuestas sentidas que notan.
Significado
Ahora comenzamos a explorar el significado del texto. Cuestionamos cosas que no entendemos, en voz alta o internamente. ¿Nos estamos perdiendo significados técnicos? ¿Podría algo en la estructura del extracto desbloquear una nueva comprensión? ¿Cuál es la base cultural de una imagen o concepto? La mente está atenta a sus suposiciones limitantes, abierta a múltiples interpretaciones del texto, sensible a los matices. La aplicación descarada y enérgica del intelecto coexiste con un compromiso de calmar la concentración. El silencio envuelve y apoya nuestra indagación.
Esencia
La indagación del significado cambia a un modo más profundo en esta fase. Escuchamos debajo de las palabras del texto sus principios o verdades, su mensaje subyacente. Atenta y concentrada, nuestra contemplación en el umbral entre los mundos y lo mudo permite discernir las leyes naturales, las enseñanzas esenciales, revela este texto. Las ideas se expresan y se escuchan.
Diálogo
El texto ha entrado en nuestras mentes a través de las puertas del oído y la vista, del intelecto y de la emoción. Ahora dejamos de leer y contemplamos cómo su enseñanza toca la vida tal como la vivimos. En este mismo momento de la práctica, ¿qué se revela sobre la experiencia humana y sobre nuestra experiencia específica? Pasamos del texto a la experiencia en el momento. Con atención plena y tranquilidad, nos abrimos a los pensamientos y sentimientos a medida que surgen.
Prestamos toda nuestra atención a escuchar profundamente las palabras y los silencios de los demás y hablar la verdad de este momento.
Silencio de cierre
El corazón-mente descansa en silencio. Todo lo que se ha agitado se libera. La práctica diligente y el mensaje del texto han condicionado este momento. El silencio nos invita a la quietud. No hay preguntas ahora, no hay búsqueda. Los frutos de nuestra contemplación se asientan como pueden, listos para levantarse cuando sean evocados por las condiciones de la vida.